Libros en Choluteca
Columnistas 6 junio, 2010
Por Segisfredo Infante
Acompañados
por el sonido de un aguacero proverbial, el viernes 28 de mayo
presentamos en Choluteca, en la casona colonial de José Cecilio Díaz del
Valle, el poemario “Diapasón de Angustia” del escritor Oscar F. Sierra,
publicado recientemente por la Editorial Universitaria de la UNAH.
También fueron presentados los libros “De la muerte al amor” del poeta
Rony Bonilla, y “Estrellitas de Jabón” de José Javier Martínez Espinoza.
Frente a una concurrencia ansiosa de eventos culturales heterogéneos,
además de la lluvia tuvimos ocasión de escuchar las primeras
interpretaciones melódicas de la orquesta “Beethoven”, integrada por
adolescentes de aquella localidad.
En nuestro caso particular, además de aplaudir los trabajos de los
otros compañeros involucrados en el arte de la creación y del análisis
literario, en Choluteca nos limitamos a improvisar una presentación del
texto poético del joven Oscar Fernando Sierra, quien en los últimos tres
años ha venido dando muestras de una alta capacidad para el ensayo
semiótico, la invención del poema y para la novela, con significativas
rupturas lingüísticas. Tal es el caso de “Diapasón de Angustia”, que
aquí nos proponemos sintetizar.
Oscar F. Sierra se ha consubstanciado en forma deliberada con las
grandes teorías lingüísticas y literarias del siglo veinte, en donde
subyacen, de modo predominante, los conocidos planteamientos
lingüísticos del suizo Ferdinand de Saussure (1916), y la semiótica
modernísima (o posmoderna) del escritor italiano Umberto Eco (1974). En
la línea de este poemario conviene subrayar la idea de lo “subyacente” y
lo “predominante”, habida cuenta que Oscar Sierra es un hombre de
lecturas compulsivas, múltiples y eclécticas, como pocos lectores y
escritores en Honduras. Sin embargo, hay constantes teórico-técnicas,
como las antes señaladas, que es imposible pasar por alto.
Este cruce teórico le permite, sin embargo, imprimir un solo tono
poético a los textos que integran “Diapasón de Angustia”. Además de ese
tono bastante uniforme se observa un fogoso deseo de rupturas del
lenguaje respecto de la mayor parte de la poesía “tradicional” de
Honduras y América Central. En su obra hay abundancia de neologismos;
descomposición de palabras; readaptaciones técnicas desde otros códigos
idiomáticos en función del castellano; y una tendencia, tal vez
inconsciente, hacia el uso reiterativo de las esdrújulas. Es, hasta
cierto punto, un poeta esdrujulísimo. En todo caso es observable en la
obra de F. Sierra un proyecto deliberado de “desconstrucción” del
lenguaje, como les gustaría repetir a los ensayistas de moda. O más bien
de “desmontaje” de las estructuras del lenguaje y del pensamiento,
según los autores posmodernos como Jacques Derrida, Francois Lyotard y
Edgar Morin, para sólo mencionar a tres. En este punto vale la pena
destacar que es imposible continuar ignorando (como avestruz en el
agujero provinciano) las nuevas propuestas filosóficas y lingüísticas de
los siglos veinte y veintiuno. Ello al margen de si las mismas gustan o
disgustan a los lectores realmente avispados.
Por encima de los puntos que podríamos abordar en otro momento, hay
que valorar en esta poemática técnica de Oscar F. Sierra, la obsesión de
rupturas; los estallidos eróticos recurrentes; las soledades y las
irreverencias sociopolíticas. En lo particular nosotros creemos que sólo
el tiempo y algunas lecturas más sosegadas podrán conducir a F. Sierra
hacia los cauces profundos de su riquísima potencialidad. ¡!Éxitos,
joven amigo!!
Aldea de Cerro Grande, Distrito Central
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